Caracas, 10 de octubre de 2003
 
 Entrevista Exclusiva
Yucef Merhi | La instrospección desde la creación

“El arte es un espacio para reconocernos, para volver a lo esencial”

Este artista plástico, caraqueño que vive y trabaja en Nueva York, pasó por Venezuela y presentó en el XI Premio Mendoza la obra Justicia, una representación sobre los sucesos del 11 de abril del año pasado. También ofreció la conferencia Del verso a la Subversión en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.

KARINA SAINZ BORGO
karinasainz@cantv.net

 

¿Quién es?

Yucef Merhi nació en Caracas, en 1977. Estudió Filosofía en la Universidad Central de Venezuela y Artes Liberales en el New School University (BA, 2001). Cursó los talleres de poesía con Yolanda Pantin (1995-1996) y Juan Calzadilla (1996-1997) en el Celarg. El suyo, es un trabajo vinculado a influencias que van desde Alejandra Pizarnik y Jorge Luis Borges hasta Kant, Hegel, Heráclito o Platón. Conocidas fueron las intervenciones que realizó a la página web del Maccsi (la primera como curador del V Salón Pirelli de Jóvenes Artistas Digitales, la segunda está próxima a inaugurarse como VI edición) como una manera de llamar a botón los criterios de las instituciones culturales.

Es autor del poemario Poliverso Andróctono (1997), editado el mismo año de su primera exposición: Re-ready made, en el Museo Alejandro Otero . Entre algunas de sus obras se encuentran Osmelatados (1998), Poetic Alchemy (2001), en la cual, a través del seriado, utilizó billetes de un dólar para escribir un poema. En Big Sur, en la galería The Proyect de Los Angeles, presentó Máxima Seguridad (2002), una obra compuesta por los correos electrónicos de la cuenta personal del presidente Hugo Chávez desde que era candidato, los cuales fueron intervenidos y utilizados para tapizar la galería a la manera de un poema espacial. Como describe el artista en el texto-ensayo de la obra, ésta retrata cuatro años del acontecer político y social de Venezuela y, en base a la disposición caótica de símbolos y textos, actúa como metáfora de la inseguridad institucional y el desorden que han vivido los venezolanos. En el VI Salón Cantv de Jóvenes Artistas presentó la obra Seguridad (2003), también basada en la propuesta de los datagramas. Merhi, quien actualmente vive y trabaja en Nueva York ha expuesto en California, México, Croacia, Brasil, Venezuela, Nueva York y Estambul, entre otras. Puede ver sus trabajos completos en www.cibernetic.com

Porta en su muñeca uno de los prototipos del reloj cámara, con él ha fotografiado personajes que van desde Bill Viola o Jenny Holzer hasta el poeta Eugenio Montejo. Es parsimonioso, entre palabra y palabra deja un lugar breve para el silencio, del que brota su reflexión incisiva. Yucef Merhi, artista venezolano que desde hace cinco años vive y trabaja en Nueva York, visitó Venezuela para presentar la instalación Justicia, que participó en la XI edición del Premio Eugenio Mendoza, colectiva que permanecerá en exhibición hasta el 9 de noviembre en la Sala Mendoza.

No habla por hablar. Sus respuestas no recorren la política como peaje de la polémica; se asientan en la estética como lugar para interrogar al mundo. Merhi,
quien ha desarrollado un trabajo plástico asociado a la tecnología y el arte digital,
más concretamente el Redarte (Net Art), proviene del campo de la poesía, la cual ha codificado desde la subversión y le ha asignado materia a través de la obra de arte. Así lo hizo en el Tercer Salón Pirelli con el Reloj Poético (1997), una máquina capaz de producir 86.400 poemas en un día, uno por cada segundo.

En el “ambiente lúdico de la infancia” transformó su Atari en una computadora generadora de líneas de código convertidas en poesía y materializadas en Neat@ri (1985-2001), obra presentada en el New Museum de Nueva York y luego en el New Media Film Festival de Croacia. Mientras cursaba el taller de poesía con Yolanda Pantin –cuyo retrato fue capturado por el inseparable reloj cámara para la obra ArtBoom– llegó al convencimiento de que “estaba asimilando el lenguaje de programación como un lenguaje para la producción literaria”. El suyo es el registro poético del acto creador. Para Merhi, ningún otro destino es posible; tampoco más poderoso, que ese que ocupa el verso en el espacio.

La intervención de los dos dominios del Maccsi a través del Pirelli Digital era un mensaje a las instituciones culturales. Allí no existe la subversión por la subversión, que es una de las características del Redarte. En su trabajo existe un proceso intelectivo ¿Cómo se articula esa comunicación?
-Lo que sucedió con el Maccsi tuvo un seguimiento por parte de la comunidad artística, de los medios y algunos investigadores. Esto ayudó a crear un diálogo. El trabajo, la acción se plantea y busca una necesidad de crear un espacio de relevo institucional, de producción artística, de distribución, educación, para poder entender e interactuar con el arte contemporáneo.

Pero en un primer momento la institución obvió el hecho...
-Sí, pero cuando se vio afectada le dio importancia al componente tecnológico. Abrió un espacio que tiene una tendencia a la asimilación de la tecnología: la Sala Multimedia. En la premiación galardonaron un trabajo que está constituido por un computador, que fue enviado al Pirelli Digital y remitido al Salón Pirelli del museo. Han surgido simposios, conferencias, reuniones, no sólo promovidas por las instituciones sino por el Consejo Nacional de Cultura. De alguna manera la cultura abrió los ojos, uno de su tantos pares de ojos.

Con instalaciones como Poetic Alchemy (2001), convirtió el dinero en poesía; con el Reloj Poético (1997) convirtió el tiempo en poesía. Con Máxima Seguridad ¿Convirtió los e-mails de Hugo Chávez en poesía?
-La información es representada como un poema visual. Separando el contenido, el elemento de contemplación es un poema visual que utiliza el objeto gráfico como materia prima, como esencia para engendrar el poema. El sentido semántico, sintáctico estructural es irrelevante, es por eso que Seguridad o Máxima Seguridad y cualquier de los trabajos que yo llamo datagramas son representados casi inmediatamente como un poema visual.

¿Y sus referentes políticos?
-Ese es ya otro asunto.

¿De qué tipo?
-De un carácter como cualquier otro ¿Cuál es la diferencia del conocimiento de la psicología, química, o filosofía? Son distintas maneras de leer el objeto, de confrontar, de percibir.

Pero la lectura política es inevitable...
-Es inevitable si conoces el referente, no es irreductible al contenido. Es necesario que el trabajo se pueda mover en distintos planos, que la lectura no se produzca desde un solo nivel porque entonces no hay objeto de arte, no hay poesía, hay un objeto de decoración. Hacer arte o poesía es un proceso introspectivo, introspección en el adentro y el afuera.

El arte: espacio esencial

Justicia, la instalación que usted presenta en la XI edición del Premio Mendoza, plantea la conexión de una red de 19 televisores. Cada uno de ellos ocupa el lugar de un fallecido (según la planimetría) durante el 11 de abril en la avenida Baralt y está conectado a un Atari del cual se produce una palabra: Justicia ¿De qué parte de Yucef Merhi y de su obra proviene esta obra? ¿A quién le habla?
-Justicia es una reflexión en torno a lo que ha sucedido, está sucediendo y seguirá sucediendo en la vida de cada uno de nosotros: los venezolanos, los latinoamericanos, los seres humanos. La lectura del trabajo puede ser asimilada desde distintos puntos. Uno, el local, a partir de eventos muy puntuales, lo que sucedió el 11 de abril del año 2002 o el 4 de febrero de 1992. Al mismo tiempo, la instalación se introduce en un contexto universal, se expande. El mensaje es muy claro, representa una de las cuatro virtudes cardinales. Es simplemente una palabra, pero dice muchísimo. No importa dónde la coloques, va a decir algo; no importa cuándo la coloques, va a decir algo.

¿A qué obedecen los símbolos?
-Los elementos que utilizo en ese trabajo son significativos. La espina dorsal de la instalación, el lugar donde se produce el mensaje, es un Atari; las siglas que lo acompañan quieren decir Video Computer System Atari VCS2600. El mensaje es generado en tiempo real, no ha sido pregrabado. Hay un programa donde se encuentra, pero el mensaje es efímero, cuando apagas el Atari no sólo deja de compilarse el programa, sino que desaparece. El cartucho que utilicé para el trabajo tiene un sistema de memoria volátil.

¿Como la de la mayoría de los venezolanos?
-Por ejemplo, como la de la mayoría de los venezolanos... Están todos estos símbolos. Este Atari perteneció a mi primo Jesús Mohamad Merhi, quien fue asesinado en las adyacencias del Palacio de Miraflores ese 11 de abril . El mensaje está presentado con una red de televisores, allí hago énfasis en participación de los medios, si hablamos en términos locales, del efecto que han tenido sobre los acontecimientos sociales en los últimos 4 años, particularmente el 11 de abril. También en los acontecimientos mundiales. El 11 de abril lo fundamental fue tergiversado, de ambos lados, por eso lo que hizo mi tío Mohamad Merhi fue tan importante. Él no estaba pidiendo venganza o la caída de Hugo Chávez. Él fue muy claro: ¿Dónde está la justicia? Necesitamos justicia ¿Dónde están los valores humanos? Necesitamos los valores humanos; ¿Dónde está la libertad de expresión? Hay que ejercerla. De lado y lado, los medios se aferraron a la propaganda política y olvidaron lo esencial.

Entonces ¿Esta es una obra política en su acepción original, de polis?
-Sí. La instalación Justicia es una metáfora, trasciende los juegos políticos porque la justicia no es sólo para los chavistas o para la oposición; para los demócratas o los republicanos. Sin justicia priva la barbarie. El arte es un espacio para la introspección, para reconocernos, para volver a lo esencial, por eso el artista tiene una responsabilidad. Es responsable de la cultura y la sociedad, de la misma manera en que el político es responsable de la cultura y la sociedad.