¿Quién
es?
Yucef Merhi nació en Caracas, en 1977. Estudió
Filosofía en la Universidad Central de Venezuela y
Artes Liberales en el New School University (BA, 2001). Cursó
los talleres de poesía con Yolanda Pantin (1995-1996)
y Juan Calzadilla (1996-1997) en el Celarg. El suyo, es un
trabajo vinculado a influencias que van desde Alejandra Pizarnik
y Jorge Luis Borges hasta Kant, Hegel, Heráclito o
Platón. Conocidas fueron las intervenciones que realizó
a la página web del Maccsi (la primera como curador
del V Salón Pirelli de Jóvenes Artistas Digitales,
la segunda está próxima a inaugurarse como VI
edición) como una manera de llamar a botón los
criterios de las instituciones culturales.
Es autor del poemario Poliverso
Andróctono (1997), editado el mismo año
de su primera exposición: Re-ready made, en
el Museo Alejandro Otero . Entre algunas de sus obras se encuentran
Osmelatados (1998), Poetic Alchemy (2001),
en la cual, a través del seriado, utilizó billetes
de un dólar para escribir un poema. En Big Sur, en
la galería The Proyect de Los Angeles, presentó
Máxima Seguridad (2002), una obra compuesta por
los correos electrónicos de la cuenta personal del
presidente Hugo Chávez desde que era candidato, los
cuales fueron intervenidos y utilizados para tapizar la galería
a la manera de un poema espacial. Como describe el artista
en el texto-ensayo de la obra, ésta retrata cuatro
años del acontecer político y social de Venezuela
y, en base a la disposición caótica de símbolos
y textos, actúa como metáfora de la inseguridad
institucional y el desorden que han vivido los venezolanos.
En el VI Salón Cantv de Jóvenes Artistas presentó
la obra Seguridad (2003), también basada en
la propuesta de los datagramas. Merhi, quien actualmente vive
y trabaja en Nueva York ha expuesto en California, México,
Croacia, Brasil, Venezuela, Nueva York y Estambul, entre otras.
Puede ver sus trabajos completos en www.cibernetic.com
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Porta en su muñeca uno de los prototipos del reloj cámara,
con él ha fotografiado personajes que van desde Bill Viola
o Jenny Holzer hasta el poeta Eugenio Montejo. Es parsimonioso,
entre palabra y palabra deja un lugar breve para el silencio, del
que brota su reflexión incisiva. Yucef Merhi, artista venezolano
que desde hace cinco años vive y trabaja en Nueva York, visitó
Venezuela para presentar la instalación Justicia,
que participó en la XI edición del Premio Eugenio
Mendoza, colectiva que permanecerá en exhibición hasta
el 9 de noviembre en la Sala Mendoza.
No habla por hablar. Sus respuestas no recorren la política
como peaje de la polémica; se asientan en la estética
como lugar para interrogar al mundo. Merhi,
quien ha desarrollado un trabajo plástico asociado a la tecnología
y el arte digital,
más concretamente el Redarte (Net Art), proviene del campo
de la poesía, la cual ha codificado desde la subversión
y le ha asignado materia a través de la obra de arte. Así
lo hizo en el Tercer Salón Pirelli con el Reloj Poético
(1997), una máquina capaz de producir 86.400 poemas en un
día, uno por cada segundo.
En el “ambiente lúdico de la infancia” transformó
su Atari en una computadora generadora de líneas de código
convertidas en poesía y materializadas en Neat@ri
(1985-2001), obra presentada en el New Museum de Nueva York y luego
en el New Media Film Festival de Croacia. Mientras cursaba el taller
de poesía con Yolanda Pantin –cuyo retrato fue capturado
por el inseparable reloj cámara para la obra ArtBoom–
llegó al convencimiento de que “estaba asimilando el
lenguaje de programación como un lenguaje para la producción
literaria”. El suyo es el registro poético del acto
creador. Para Merhi, ningún otro destino es posible; tampoco
más poderoso, que ese que ocupa el verso en el espacio.
La intervención de los dos dominios del Maccsi a
través del Pirelli Digital era un mensaje a las instituciones
culturales. Allí no existe la subversión por la subversión,
que es una de las características del Redarte. En su trabajo
existe un proceso intelectivo ¿Cómo se articula esa
comunicación?
-Lo que sucedió con el Maccsi tuvo un seguimiento por parte
de la comunidad artística, de los medios y algunos investigadores.
Esto ayudó a crear un diálogo. El trabajo, la acción
se plantea y busca una necesidad de crear un espacio de relevo institucional,
de producción artística, de distribución, educación,
para poder entender e interactuar con el arte contemporáneo.
Pero en un primer momento la institución obvió
el hecho...
-Sí, pero cuando se vio afectada le dio importancia al componente
tecnológico. Abrió un espacio que tiene una tendencia
a la asimilación de la tecnología: la Sala Multimedia.
En la premiación galardonaron un trabajo que está
constituido por un computador, que fue enviado al Pirelli Digital
y remitido al Salón Pirelli del museo. Han surgido simposios,
conferencias, reuniones, no sólo promovidas por las instituciones
sino por el Consejo Nacional de Cultura. De alguna manera la cultura
abrió los ojos, uno de su tantos pares de ojos.
Con instalaciones como Poetic Alchemy (2001),
convirtió el dinero en poesía; con el Reloj Poético
(1997) convirtió el tiempo en poesía. Con Máxima
Seguridad ¿Convirtió los e-mails de Hugo Chávez
en poesía?
-La información es representada como un poema visual. Separando
el contenido, el elemento de contemplación es un poema visual
que utiliza el objeto gráfico como materia prima, como esencia
para engendrar el poema. El sentido semántico, sintáctico
estructural es irrelevante, es por eso que Seguridad o
Máxima Seguridad y cualquier de los trabajos que
yo llamo datagramas son representados casi inmediatamente como un
poema visual.
¿Y sus referentes políticos?
-Ese es ya otro asunto.
¿De qué tipo?
-De un carácter como cualquier otro ¿Cuál es
la diferencia del conocimiento de la psicología, química,
o filosofía? Son distintas maneras de leer el objeto, de
confrontar, de percibir.
Pero la lectura política es inevitable...
-Es inevitable si conoces el referente, no es irreductible al contenido.
Es necesario que el trabajo se pueda mover en distintos planos,
que la lectura no se produzca desde un solo nivel porque entonces
no hay objeto de arte, no hay poesía, hay un objeto de decoración.
Hacer arte o poesía es un proceso introspectivo, introspección
en el adentro y el afuera.
El arte: espacio esencial
Justicia, la instalación que usted presenta
en la XI edición del Premio Mendoza, plantea la conexión
de una red de 19 televisores. Cada uno de ellos ocupa el lugar de
un fallecido (según la planimetría) durante el 11
de abril en la avenida Baralt y está conectado a un Atari
del cual se produce una palabra: Justicia ¿De qué
parte de Yucef Merhi y de su obra proviene esta obra? ¿A
quién le habla?
-Justicia es una reflexión en torno a lo que ha
sucedido, está sucediendo y seguirá sucediendo en
la vida de cada uno de nosotros: los venezolanos, los latinoamericanos,
los seres humanos. La lectura del trabajo puede ser asimilada desde
distintos puntos. Uno, el local, a partir de eventos muy puntuales,
lo que sucedió el 11 de abril del año 2002 o el 4
de febrero de 1992. Al mismo tiempo, la instalación se introduce
en un contexto universal, se expande. El mensaje es muy claro, representa
una de las cuatro virtudes cardinales. Es simplemente una palabra,
pero dice muchísimo. No importa dónde la coloques,
va a decir algo; no importa cuándo la coloques, va a decir
algo.
¿A qué obedecen los símbolos?
-Los elementos que utilizo en ese trabajo son significativos. La
espina dorsal de la instalación, el lugar donde se produce
el mensaje, es un Atari; las siglas que lo acompañan quieren
decir Video Computer System Atari VCS2600. El mensaje es generado
en tiempo real, no ha sido pregrabado. Hay un programa donde se
encuentra, pero el mensaje es efímero, cuando apagas el Atari
no sólo deja de compilarse el programa, sino que desaparece.
El cartucho que utilicé para el trabajo tiene un sistema
de memoria volátil.
¿Como la de la mayoría de los venezolanos?
-Por ejemplo, como la de la mayoría de los venezolanos...
Están todos estos símbolos. Este Atari perteneció
a mi primo Jesús Mohamad Merhi, quien fue asesinado en las
adyacencias del Palacio de Miraflores ese 11 de abril . El mensaje
está presentado con una red de televisores, allí hago
énfasis en participación de los medios, si hablamos
en términos locales, del efecto que han tenido sobre los
acontecimientos sociales en los últimos 4 años, particularmente
el 11 de abril. También en los acontecimientos mundiales.
El 11 de abril lo fundamental fue tergiversado, de ambos lados,
por eso lo que hizo mi tío Mohamad Merhi fue tan importante.
Él no estaba pidiendo venganza o la caída de Hugo
Chávez. Él fue muy claro: ¿Dónde está
la justicia? Necesitamos justicia ¿Dónde están
los valores humanos? Necesitamos los valores humanos; ¿Dónde
está la libertad de expresión? Hay que ejercerla.
De lado y lado, los medios se aferraron a la propaganda política
y olvidaron lo esencial.
Entonces ¿Esta es una obra política en su
acepción original, de polis?
-Sí. La instalación Justicia es una metáfora,
trasciende los juegos políticos porque la justicia no es
sólo para los chavistas o para la oposición; para
los demócratas o los republicanos. Sin justicia priva la
barbarie. El arte es un espacio para la introspección, para
reconocernos, para volver a lo esencial, por eso el artista tiene
una responsabilidad. Es responsable de la cultura y la sociedad,
de la misma manera en que el político es responsable de la
cultura y la sociedad.
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