EL NACIONAL
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Martes 28 de Junio de 2005
Cultura y Espectáculos
Yucef Merhi: la rebelión poética de los bits
El
mes pasado le fue otorgado el máximo
galardón del III Salón de Arte Hebraica, por lo que en octubre viajará a Israel
para representar a Venezuela en el Sucot Art Festival
OLIVIA LIENDO
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Foto YANNY MONTILLA
A principios de año, Merhi realizó una exhibición en el Orange County Museum of
Art de California, Estados Unidos
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La realidad en estos tiempos es una construcción, es
elaboración y decodificación de mundos simbólicos en perpetua evolución.
“Aquello que, cuando se deja de creer, no desaparece”, escribió Philip K. Dick,
autor de las novelas de ciencia ficción Blade Runner,
Desafío total y Minority
report.
Esto es constante aunque se trate de contenidos virtuales, bits y avatares
tecnológicos, como ocurre con la obra del artista plástico venezolano Yucef
Merhi. Están ahí los colores, los sonidos, pero sobre todo la palabra como
germen y núcleo de la creación humana, de lo íntimo tangible. Rotas las cadenas
de lo material, con su trabajo el artista accedió a un mundo de plenitud
ilimitada.
Merhi solicitó que el encuentro se realizara en un sitio cerrado, para poder
enchufar con confianza su computadora portátil. Él y ella parecen indivisibles.
Está de paso por Caracas, porque este año ha estado “dando vueltas” : en lugares
tan distantes uno del otro como Amsterdam y Nueva York.
Dos semanas atrás estuvo en California, Estados Unidos, donde instaló un grupo
de obras en el Orange County Museum of Art –el mismo donde expuso el año pasado
junto a Bill Viola, Christian Marclay y Diana Thater–. En esta ocasión se trató
de una exposición individual denominada Poetic Engineering,
cuya curaduría recayó en Irene Hofmann y que abarca todo el Orange Lounge,
espacio dedicado exclusivamente a los nuevos medios, y otra de las salas del
museo. El catálogo de la exhibición lo reseña como un “artista, poeta y
programador que entabla mecanismos tecnológicos, computadoras, sistemas de
videojuegos y otras máquinas en la presentación de sus palabras escritas”.
En la exhibición presentó su obra Telepoesis (2002)
, en la que un telescopio apunta hacia un espacio público donde se encuentra un
poema. También expuso Poetic Dialogues, 2001-5, que
muestra 3 micropelículas con breves flashes de personas que recitan poemas (www.poeticdialogues.com.).
La exposición incluyó, además, Super Atari Poetri 2005,
en la cual las personas se sientan a interactuar en una “experiencia lúdica” con
3 consolas de videojuegos conectadas a 3 televisores y 3 cartuchos, que generan
poesías que cambian de colores. Según sus palabras, este es el trabajo “más
complejo en programación” que ha realizado.
El miércoles de esta semana Merhi mostrará algunas de estas piezas en el Bronx
Museum de Nueva York, como parte de la exhibición que inaugurará esta
institución y que lleva por nombre Aim 25. En ésta
confluyen 36 artistas “emergentes” que, según sus curadores Lydia Yee y Amy
Rosenblum Martín, “expanden tiempo, tecnología y percepción, aportan ironía y
fortalecen fuertemente el conceptualismo”.
El artista
A principios de 1985 Merhi (cuando tenía 8 años) alteró
su primera consola de videojuego (un Atari 2600): la ensambló a un teclado la
transformó en una primitiva computadora. Pocos meses después produjo su primera
película programada, la cual, 16 años después, presentaría en el New Museum of
Contemporary Art de Nueva York y en el Festival Internacional de Nuevos Filmes
en Split, Croacia. Desde entonces ha experimentado con el lenguaje la poesía a
través del uso y aplicación de la tecnología, con énfasis en una “inspiración
creativa sujeta al cálculo y convertida en un juego intelectual”.
–¿Cómo lo recibe el público
estadounidense si se considera que su obra no puede calificarse de ‘exótica’ ni
‘folklorista’?
–En Estados Unidos siempre existirá una primacía de su gente sobre los
latinoamericanos, pero en mi caso no ha sido muy marcada.
Son muy pocos los que han mantenido un trabajo consistente dentro de los nuevos
medios, el net art y probablemente el videoarte.
Me siento muy afortunado de tener la oportunidad de presentar públicamente
trabajos que hasta hace poco no tenían cabida en el círculo institucional. Ahora,
los nuevos medios son de dominio público, porque esto ya no es un movimiento
sino una forma de creación.
–¿Se siente con sus creaciones un pionero en el
net art ?
–Siento que he aportado nuevas alternativas, pero no podría responder a
esa pregunta porque eso lo sabe un historiador, un crítico, un curador. Siento
que constantemente estoy innovando en mi investigación y en las ideas.
–¿Por qué intervenir poesías?
–Siempre me ha fascinado la posibilidad de un poema vivo, que cambia, que
permuta, cuyo sentido siempre cambiará. El poema debe cumplir con el propósito
de proyectar múltiples sentidos y acepciones. Me afecta la cultura, las
innovaciones, la posibilidad de saberme en un mundo más libre, en un espacio de
cambios. Me afecta el tiempo, el sentido de que desaparece, que este cuerpo se
transforma y va a perder la conciencia.
Nos queda el acto de conjurar palabras, ordenarlas, darles un sentido, hacer de
ellas un objeto, porque todo desaparece.
Lauros al artista
El 22 de mayo le fue otorgado a Merhi el máximo galardón del
III Salón de Arte Hebraica, por lo que en octubre viajará a Israel
para representar a Venezuela en el Sucot Art Festival. El jurado
estuvo integrado por Víctor Guédez, crítico de arte; Carlos
Palacios, crítico e investigador del Museo Jacobo Borges; y
Rolando Carmona, director del Museo de Arte del estado Miranda.
La obra por la que fue reconocido fue Pbox, una instalación hecha
con 10 cajitas transparentes de plexiglás, cada una de las cuales
contiene poemas que se pueden leer a través de una lupa. Todas las
poesías están escritas en inglés, español e italiano y, según
reseñó el Nuevo Mundo Israelita, “revelan una profunda
preocupación existencial ligada a la ocupación del poeta”, como el
que dice:
“vivir / es conspirar contra la muerte / sabiendo que la muerte /
es nuestro mejor aliado”.
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