Caracas, martes 24 de septiembre, 2002

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FUGA DE TALENTO / Poesía cibernética con sabor venezolano 
Yucef Merhi llega a Croacia

Tecnología y letras en una sola
propuesta de arte digital
(Foto Cortesía) 

Desde hace tres años Yucef Merhi, poeta y artista digital, crea y muestra su arte desde las frías calles de Nueva York donde ha conseguido el reconocimiento del público y la posibilidad de producir, sin ataduras, las piezas que traducen su imaginario creativo.

Merhi participó, en agosto de este año, como representante de Venezuela en el festival de arte digital más importante de Latinoamérica, el FILE. Son más de veinte trabajos, publicados en Estados Unidos, que lo han hecho relucir en el campo del arte digital.

Merhi, quien este año participará en el Séptimo Festival Internacional de Nuevos Films, en Split, Croacia, asegura que 'en Venezuela el arte se sigue entendiendo como una ficción, como un valor agregado del ocio, sin ser asumido como una forma de conocimiento' y apesar de que para él su salida de Venezuela fue un peldaño necesario, su sueño como artista va mucho más allá del espacio que ocupan sus pies, lo importante para él es afectar al público con su obra y seguir creando.

¿Qué crees tú que es lo más difícil para un artista que quiere vivir de su trabajo en Venezuela?

¿Es posible vivir del arte en Venezuela? Conozco muy pocas personas que han logrado esta hazaña y, aun así, apenas están sobreviviendo. Para vivir del arte, ya sea en Venezuela, en España, o en los Estados Unidos, la condición elemental es tener a alguien que compre tu trabajo. Hasta donde yo tengo entendido, en Venezuela muy pocos están comprando arte en estos momentos, y mucho menos de artistas no consagrados. En USA ocurre una situación muy similar, pero todavía es posible subsistir ya que hay varias instituciones, tanto públicas como privadas, que apoyan e incentivan el proceso de producción. En general, considero que lo más difícil para alguien que quiere vivir del arte, cualquiera que sea el lugar, es conseguir compradores y venderlo.

¿Cómo ves el apoyo que reciben los artistas emergentes en Venezuela, si es que reciben apoyo?

Lo veo difuso. En términos expositivos, esporádicamente ocurren encuentros como el Salón Pirelli o el Michelena, que sirven de plataforma para aquellos que emprenden su incursión en el circuito de las artes venezolanas. Algunos museos como el Jacobo Borges también han contribuido en impulsar el trabajo de creadores nóveles. Usualmente son los curadores independientes los que promueven e impulsan la labor de los artistas, sean  emergentes o consolidados, pero aún así es extremadamente escaso el apoyo que reciben los creadores y, más aún, aquellos que están iniciando una carrera. 

Respecto al apoyo financiero no tengo ningún comentario porque no hay nada que decir.

¿Crees que es cierto que desde unos cinco años, quizá diez, hay más fugas de talento de Venezuela al exterior? 

Sí, lo creo.

¿Cuáles crees tú que sean las razones?

La falta de seguridad en todos los sentidos imaginables; las deplorables condiciones a las que cualquier individuo está expuesto viviendo en Venezuela; la carencia de  soporte moral y económico por parte de las instituciones venezolanas; el divorcio del Estado y las empresas privadas con los productores culturales; el deteriorado paisaje urbano; la aniquilación de cualquier indicio de progreso; la politización y el adoctrinamiento de la empresa cultural por parte del poder ejecutivo; la depresión colectiva que mantiene en coma los ánimos de la población; son algunas de las muchas razones por las cuales pienso que los hacedores de formas e ideas abandonan Venezuela. Y a pesar de lo difícil que puede resultar desplazarse a otro país, bien sea por la visa, el idioma, los códigos culturales, la búsqueda de empleo, la competencia profesional, la separación de la familia y los amigos, entre otros, el esfuerzo vale la pena, ya que hay “países” que valoran el talento y la perseverancia. 

¿Crees que en Venezuela es fácil ser artista? ¿por qué?

Sostener que es fácil ser artista es una contradicción, pero al mismo tiempo es fundamental hacer caso omiso de las dificultades que sobrevienen al asumir este oficio. Para sobresalir en esta u otra ocupación hay que prescindir de los límites, porque los límites de la razón neutralizan la acción. 

¿Cómo ves el futuro para los artistas emergentes de Venezuela, crees que tienen que salir para triunfar?

¿Triunfar en que sentido? ¿Cómo defines triunfar? ¿Exponer en galerías y museos reconocidos, formar parte de prestigiosas colecciones, cotizarte en el mercado, aparecer constantemente en publicaciones? No creo que esto sea triunfar; triunfar es conmover al espectador y últimamente a la sociedad, es estremecer las emociones o la razón de aquellos que contemplan tu trabajo. Y por más románticas e ingenuas que puedan parecer estas palabras; triunfar es crear, es afectar al otro, es poder seguir creando.  De esta manera considero que un artista puede triunfar en Venezuela o en Nueva York si su propósito es bien logrado. 

Ahora bien, al salir se expanden las referencias, el marco conceptual, las experiencias, lo cual resulta extraordinariamente positivo en el momento de extender una investigación y producir nuevos trabajos.
Aunque parezca obvio, al salir, el artista no sólo se aproxima a otra cultura desde  el punto de vista geográfico sino que además ocurren una serie de interacciones que enriquecen la vida y obra del productor cultural. En Nueva York, por ejemplo, las relaciones sociales constituyen 50% del trabajo artístico. Glenn O’Brien, quien fuera un cercano amigo de Warhol, comentó en un ensayo que Andy siempre protestaba cuando era el momento de ir a una fiesta, diciendo “OK, es hora de ir a trabajar” o estando en la fiesta suspiraba (sin ironías) diciendo “Ay, este trabajo es tan duro”. 
Establecer “conexiones sociales” es de por sí un tarea agotadora. En inglés, esta actividad se conoce como “networking”. Y así como para Warhol todo era material de trabajo, he aprovechado estas situaciones para crear un proyecto permanente que inicié en 1999 y que llamé ArtBoom. Este puede ser visto, accediendo al sitio www.artboom.net

Volviendo nuevamente a tu pregunta, creo que cualquier artista tiene que salir de su contexto y absorber lo que está más allá de las fronteras. Muchos de los grandes creadores venezolanos que salieron del país, además de establecer una carrera productiva, se consolidaron como referencias del arte moderno y contemporáneo. Alejandro Otero, Jesús Soto, Carlos Cruz-Diez y otros más jóvenes como Meyer Vaisman, José Antonio Hernández Diez, Javier Téllez, o Sammy Cucher, son algunos ejemplos de esta afirmación.

¿En estos tres años que llevas por fuera que ha sido lo más difícil a lo que te has tenido que enfrentar, desde el punto de vista de tu arte?

Llegar a Nueva York fue como empezar una nueva vida; tuve que construir otra vez mi identidad, establecer nexos, hacer de la ciudad mi ciudad. Hoy me siento parte de esto y siento que esto forma parte de mí. Al principio me afectó el choque cultural, el estatus “alienígena” que me diferencia de un ciudadano norteamericano, pero viviendo en un sitio como Manhattan después de un tiempo se pierde el sentido de nacionalidad y se empieza a formar parte del mundo; te conviertes en un híbrido cultural.  Esto inevitablemente influyó en la práctica artística, en el proceso de investigación y de creación. La utilización de otros idiomas, de íconos culturales, de tecnologías de vanguardia, son reflejos de esta circunstancia. 

Entre las dificultades que se presentaron en el contexto profesional, una de las más predominantes fue iniciarme en los circuitos de exposición de la ciudad. Una vez franqueado este inconveniente surgió otro problema mayor ¿y ahora cómo vivo de esto? La actividad expositiva no está necesariamente vinculada a la actividad comercial. De hecho, el término “emergente” se aplica al rango comercial en que se vende el trabajo de un artista. Creo que lo más difícil ha sido tratar de vivir de mi trabajo y conseguir recursos para seguir produciendo nuevas piezas.

¿Puede hacerse realidad el "sueño americano" para un artista hispano?

A pesar de que son muy pocos los artistas latinoamericanos que han logrado destacarse en el escenario cultural norteamericano, hay quienes lograron consolidarse muy bien. Tal es el caso de Félix Gonzáles-Torres, Alfredo Jaar, Gabriel Orozco, Andrés Serrano, y Ernesto Neto,  por mencionar algunos. Lo curioso es que casi todos los artistas latinoamericanos que son conocidos han establecido su residencia en USA; esto pareciera ser fundamental.
Son muchos los factores que pueden influir en la trascendencia de un artista y su trabajo. 

Pero ser latinoamericano puede tornarse un arma de doble filo. Si el artista afirma su condición de latinoamericano corre el riesgo de ser catalogado como “latin artist” y ser excluido de muestras relevantes. Por otro lado, hay artistas como Pepón Osorio que al haber ostentado su nacionalismo han obtenido cierto reconocimiento. Sin embargo, en un momento histórico donde una muestra en Cuba puede tener la misma relevancia de una exhibición en Estambul o en Kwangju; donde el proceder del artista es la de un nómada; donde las instituciones museísticas emulan los modelos corporativos; el sueño americano lentamente deviene en un deseo por conquistar el mundo.

¿Cómo ves la industria cultural de USA en comparación con la venezolana?

Empecemos por decir que en USA existe una industria cultural. Son cientos de millones de dólares los que invierte anualmente el estado y las fundaciones norteamericanas en el soporte de museos, artistas, y proyectos culturales. A pesar de esto, la competencia sigue siendo muy elevada para acceder a dichos beneficios, no sólo entre los productores culturales sino también entre organizaciones sin fines de lucro. 

En los Estados Unidos la cultura es imprescindible y todos los estratos que forman parte del organismo cultural reciben su debida atención. Indiscutiblemente hay un aparato político y macroeconómico que sustenta esto. Una de las razones que marca la diferencia es el alcance que tiene la cultura y el arte. En Venezuela el arte sigue siendo entendido como una ficción, como un valor agregado del ocio, sin ser asumido como lo que debe ser, como una forma de conocimiento. 

Pero la cultura no es gratuita. Hay que recordar que casi la mitad del sueldo de cualquier trabajador en USA (bien sea americano o no) es deducido en impuestos por el estado, y de estos impuestos una porción es invertida en la organización cultural.

¿Cuantas obras tuyas han sido expuestas?

Alrededor de 20 trabajos han sido expuestos en USA, gran parte de ellos en Nueva York y Los Ángeles. Hace un par de semanas se inauguró una exhibición en la galería The Project, localizada en los Ángeles, donde estoy mostrando varias instalaciones; y el sábado pasado se inauguró otra exposición en una galería de Tribeca en la que se está presentando uno de mis más recientes trabajos llamado “Mission Taliban”, un juego en 3D al estilo de Doom y Quake que empecé a programar en octubre del año pasado a raíz del impacto que tuve al presenciar la caída de las torres gemelas y todos los acontecimientos posteriores. En el juego el usuario se convierte en George W. Bush y el objetivo es eliminar a los talibanes hasta llegar en el curso de 10 niveles a la guarida de Bin Laden. En el espacio arquitectónico  destacan una serie de poemas escritos en las paredes de la base talibán, producto del horror y la reflexión de aquel inolvidable 11 de septiembre. El día de la inauguración presenté este proyecto como un performance, adaptando el juego a un equipo de realidad virtual de modo tal que lo real y lo virtual coexistiesen en un mismo espacio. Para ello me vestí como el personaje del juego (el presidente G.W. Bush) e inicié mi cacería y lectura poética en los pasajes laberínticos del juego. 

Luego de tres años fuera de tu país ¿sientes que has conseguido éxito?

Si he conseguido éxito es al haber logrado crear trabajos sustanciales; al haber tenido algo que decir y mostrar; al adherirme a un discurso que me es propio; al sorprender a los espectadores y usuarios que acceden a mis propuestas. He conseguido éxito al encontrar otros artistas que están trabajando en medios y conceptos afines a los que estoy desarrollando; al ser comprendido por curadores e investigadores que manejan los lenguajes que trato. Y sobre todo, al tener a mi lado a Deborah, mi esposa, a quién tanto amo y admiro; de igual forma, al ver a mi hermano menor, Amer, entrar a la Universidad y estudiar la carrera que eligió. Estos han sido mis resultados felices, mis éxitos, en los 3 años que llevo fuera de Venezuela.

En términos formales he recibido varios reconocimientos; no obstante, siento que apenas estoy comenzando mi faena. Durante 6 años ininterrumpidos de exhibiciones me he esforzado en construir una base sólida para poder sostener los proyectos venideros. Ahora tengo que empezar a levantar la estructura de mi edificación profesional. 

¿Qué más aspiras de tu arte y de tu proyección en el extranjero?

Como artista, aspiro poder seguir produciendo y mostrando obras relevantes.  En torno a mi trabajo, mi mayor deseo es que algún día pueda convertirse en una referencia universal. 
 
 

Con colaboración de Ingrid Contreras

 
 

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