El periódico universitario |
Hacker se queda con dominio
de la página
por Manuel Guzmán
Yucef Merhi es un joven artista venezolano que durante buena parte del día se convierte en un extraño roedor que pasea por las entrañas de Internet. Así ha podido conocer las cartas de CAP o de Chávez sin que nadie que se lo impida. En una madrugada de insomnio decide intervenir el sitio oficial del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofia Imber. Y aprovecha que ahora es dueño y señor de ese dominio para poner sobre la mesa una invitación a polemizar sobre puntos claves del arte en Venezuela y para convocar a un irreverente salón digital. Las bases, el formulario y contenido teórico se encuentran en el website oficial del Maccsi http://www.maccsi.org. El Net.Art conquista un espacio. Manifiesto A pocos meses de haber empezado este nuevo siglo, el tan esperado siglo XXI, los forjadores del arte contemporáneo se afirman con una nueva sensibilidad que niega (más no reniega) las tendencias tradicionales del pasado y avalan el impulso que ha constituido al postremo proceso creativo en todas sus dimensiones. Lamentablemente, el proceso de hacer arte se ha descontextualizado
hasta el extremo de convertirse en una abstracción. Ya no se hablan
de los artistas sino del “Arte”, del “Arte” como esencia platónica,
como ese ente divino al que se llega por medio de la institución,
del templo, es decir, de los Museos.
Aferrándonos a nuestra reflexión son muchos los “Curadores” y “Empresarios” del desvirtuado emporio del arte venezolano los que han insistido, apegados al miedo que genera la ignorancia, en omitir las nuevas pautas y procesos que constituyen a las “obras de arte” presentadas en las metrópolis más importantes del mundo. Los resultados de la ignorancia que configura a los “administradores” del arte en Venezuela, engendran términos tales como “arbitrariedad”, “mediocridad” y “atraso” lo cual se traduce en afirmaciones como “quisiéramos que los jóvenes despegaran un poco, que no se queden tanto en la utilización de la tecnología. Hay que replantearse el dibujo, hay que replantearse la pintura”. A raíz de esta aseveración se entiende claramente la docta verborrea en la que se invocan los nombres de Isaac Newton o Leonardo Da Vinci. Cabe preguntar a cualquiera que emite semejante juicio: ¿Quién fue Leonardo Da Vinci? ¿Qué representa el nombre de Leonardo Da Vinci en el siglo XXI? ¿Cuáles son las dimensiones del espíritu de Leonardo Da Vinci? A pesar de que estos nombres sean sinónimos de la genialidad que se asienta en nuestra naturaleza humana, sería una tarea muy necia tratar de mantener a estos ilustres personajes como referencias inmediatas de la actualidad. En vez de aludir a los tradicionales postulados de Newton ¿por qué no citan las revolucionarias teorías de Einstein o Stephen Hawking ?. Posiblemente porque esto implicaría “replantearse” el habitual discurso, lo cual consistiría en un atentado. A pocos meses de haber empezado este nuevo siglo, el Net-Art se ha consolidado como una de las más interesantes categorías del arte de hoy. Bajo Net-Art, se definen todos aquellos trabajos con insinuaciones artísticas que son diseñados para implementarse en una red de intercomunicación, como es el caso de Internet. Ya que las posibilidades de creación son infinitas, este tipo de muestras puede variar en un rango que tiene sus cimientos en el hipertexto hasta los más complejos programas interactivos. A esta “nueva disciplina” se han unido curadores, teóricos e instituciones que han formalizado el incesante auge desarrollado por los Net Artists. En la Bienal del Whitney Museum, celebrada en el año 2000, se introdujo por primera vez una serie de “Internet Projects” –vocablo que define a las piezas de arte elaboradas para ser percibidas por Internet- marcando la apertura de una nueva etapa en el mundo del arte contemporáneo. Partiendo de la premisa que representa al arte de hoy como una entidad global; apoyada en el uso de nuevas tecnologías, dando énfasis a la “accesibilidad” y “compatibilidad” que brinda Internet; y por supuesto, producida, manejada y promocionada por artistas; se erigen las bases para concursar en el V Salón Pirelli de Jóvenes Artistas Digitales. ¿Cómo obtienes el dominio? Mi
intervención en la página que pertenecía al Maccsi
desde hace más de 5 años, http://www.maccsi.org
se inició cuando me percaté de que el portal presentaba fallas
técnicas. A partir de ese momento inicio un seguimiento que dura
varias semanas hasta que finalmente advierto que el dominio de esta institución
es liberado por no haberse renovado el pago anual del mismo. En ese momento
inicio la adquisición del dominio y con ello la introducción
de mi propuesta, que consiste en reformular los lineamientos del Salón
Pirelli.
Apegándonos a la moral, ¿está bien ser un hacker? Antes de responder esa pregunta debo decir que hay una
diferencia muy marcada entre ser un hacker y un cracker. Un cracker es
aquel individuo que penetra un sistema abierto o cerrado de información
con propósitos destructivos. Mientras que el término hacker
se refiere a toda aquella persona experta en un rubro determinado. Los
hackers fueron los que construyeron Internet, los que hicieron los sistemas
operativos que hoy utlizamos, y en pocas palabras, son lo que permiten
el avance no solamente de la informática sino de todas las ramas
de la ciencia y las humanidades.
En las bases colocadas en maccsi.org se señala que los artistas participantes deberán tener menos de 65 años. ¿qué representa para ti ser joven ? La palabra joven proviene del latín iuvenis, y se traduce como “de poca edad”. El ser joven se entiende a grosso modo desde 2 acepciones. La primera es como todo aquel animal que aún no ha llegado a la madurez sexual. La segunda se refiere a todo aquel o aquello que disfruta de energía, vigor y frescura. Yo me inclino por esta última, por lo tanto, cualquier artista cuya obra presente estos elementos ha de ser incluido en un salón de jóvenes artistas. ¿Hay polémica? Desde el momento en que asumo y defiendo una posición respecto a cómo están planteados los salones de arte en Venezuela y promuevo una vía alternativa para la creación y presentación del arte contemporáneo, se está generando polémica. La controversia, entendida como diálogo, ya se inició; lo importante ahora es que los cambios sean efectuados y que el arte contemporáneo en Venezuela sea entendido como tal y no con anacronismo. ¿Cuál fue la respuesta del Museo? La ex-directora del Maccsi, Sofía Imber, respondió con la siguiente carta: Caracas, 27 de Noviembre de 2000 Estimado Sr. Yucef Merhi: Ante todo reciba nuestros saludos.
Sofía Imber
|