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Una de las características que definen al arte es su condición efímera. Si bien el arte es perecedero por definición, esto obedece a una constante que es común a todos los elementos materiales. En este sentido, toda entidad física está sujeta a desaparecer en un proceso de transformación y, a pesar del extraordinario esfuerzo que invirtamos para conservar aquello que consideramos arte, resulta fútil e inverosímil discurrir en torno a la inmortalidad del objeto físico. 

Lo ocurrido recientemente en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber: la desaparición de unas 14 piezas además del célebre cuadro de Henri Matisse ‘Odalisque avec pantalón’, conocido también como ‘La odalisca con pantalón rojo’, más allá del estupor y el sensacionalismo que ha provocado, es un hecho que nos exhorta a reflexionar y hacernos algunas preguntas básicas como, por ejemplo, ¿hasta cuando se seguirá permitiendo en el MACCSI la negligencia en seguridad, tanto física como electrónica? ¿cómo afecta este tipo de acciones la imagen pública de la institución? y ¿cuál es el grado de responsabilidad que tiene el Estado en la pérdida de tales bienes? 

Inversamente al afán que se destina  en el MACCSI de Parque Central para llevar a cabo el Salón Pirelli, la retórica de sus organizadores tiende a destruir el sobrio ejercicio intelectual y hacer del Pirelli una ardid para los nóveles creadores, transformando las majestuosas salas del museo en una feria de lugares comunes. Asimismo, es intolerable que una de las piezas más valiosas de la colección del MACCSI haya sido destituida y remplazada por una copia; sin embargo, es preciso discernir sobre otros aspectos de este enigmático acontecimiento. 

Desde las cuevas de Altamira hasta las galerías de Chelsea, el arte conserva su estatus provisional en un mundo signado por el devenir. En el capítulo del arte moderno y contemporáneo de Venezuela el “arte efímero” ha sido registrado en la obra de reconocidos artistas, incluyendo a Reverón, Perna, y Barboza. También se observa un marcado interés por este tipo de manifestaciones en movimientos como El Techo de la Ballena y eventos como el Happening Extremo, por mencionar algunas demostraciones producidas en las últimas décadas. 

Otras referencias nos remiten a la condición efímera del arte sin importar el tiempo de su creación. A este rango se suman una gran cantidad de trabajos pertenecientes al período colonial que han desaparecido como consecuencia de distintos eventos. Muestra de ello es el último terremoto ocurrido en Caracas y en cuya oportunidad fueron saqueados numerosos recintos, incluyendo la Casa de Bolívar de donde fueron extraídos bienes de incalculable valor histórico y cultural. 

Continuamente los desastres naturales, sumados a la barbarie de algunos grupos desalmados, devastan y exterminan el entorno al que estamos habituados.  La tragedia del World Trade Center acabó con miles de vidas humanas; pero además de esta infinita e invaluable pérdida desapareció también un pequeño pedazo de nuestra cultura, abarcando cuadros y esculturas de gran importancia en la historia del arte. De la misma manera, la guerra desatada por los Estados Unidos a Irak no solamente dejó un alto saldo de víctimas y muertos, también facilitó la destrucción y desaparición de una enorme cantidad de reliquias y objetos cuyo valor histórico es incalculable, muchos de los cuales se encontraban en el Museo Nacional de Irak.

En el caso de ‘La odalisca con pantalón rojo’, resulta extraordinario que haya sido la Internet y una serie de correos electrónicos lo que animó a los dirigentes del MACCSI a cuestionar la autenticidad de la pintura e iniciar las investigaciones pertinentes. Esto demuestra el enorme beneficio de la Red y su potencial en el vasto espectro de las artes. 

En lo que atañe a la contemporaneidad, el Net Art es indudablemente uno de los exponentes más claros del arte efímero ya que se gesta en un ambiente dinámico y cambiante por naturaleza. En Venezuela este tipo de manifestaciones se formaliza con la apropiación de la otrora página web del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber (http://www.maccsi.org) y la introducción del Salón Pirelli de Jóvenes Artistas Digitales, acción que despertó el interés por el Net Art y el Arte Digital en las instituciones museísticas venezolanas.

El auge que el Net Art ha tenido en muestras como Transmedialle (Alemania), Prix Ars Electronica (Austria), SIGGRAPH (USA), New York Digital Salon (USA), Whitney Biennial (USA), y recientemente en exhibiciones como FILE (Brazil) e InteractivA (Mexico), por mencionar algunas; demuestra no solamente el interés del entorno artístico en esta disciplina, sino, además, una genuina disposición de nuestra cultura universal en la aplicación y uso de la telemática como canal de creación y exhibición.

Ahora bien; a pesar de la repercusión histórica que ha tenido el Arte Efímero, existen muy pocas propuestas teóricas y curatoriales de este tipo que atañen a la Red de redes. En Abril de 2001 se presentó en los espacios de la desaparecida galería newyorkina Moving Image Gallery una muestra que llevó el nombre de ‘Net.Ephemera’. Constituida por 25 artistas pioneros del Net Art radicados en Nueva York, y organizada por la curadora Michele Thurz, directora fundadora de Postmedia Network, y Mark Tribe, director fundador de Rhizome, Net.Epehemera se consagró como la primera exposición dedicada a explorar la condición efímera del Net Art. Curiosamente, todas las piezas desplegadas en la galería presentaban un formato común: papel. Y es que estos trabajos eran en realidad estudios escritos y pictóricos del proceso de elaboración de proyectos de Net Art, correspondientes a cada uno de los artistas participantes.

Haciendo énfasis en la Internet como medio e instrumento, el VI Salón Pirelli de Jóvenes Artistas Digitales convoca a indagar a través de las múltiples herramientas y lenguajes de vanguardia, tales como Flash, Director, Java,  y DHTML, entre otros, la naturaleza efímera del arte, una condición a priori e inmanente del objeto, bien sea físico o digital. 

Debido al gran interés que el Pirelli Digital ha generado en la comunidad artística internacional, este año la participación estará abierta no sólo a los artistas de origen venezolano; conjuntamente, se destinará una sección a los productores digitales de todas las nacionalidades. El objetivo de esta acción es aproximarse a los estándares universales que prevalecen en el arte de hoy. 

Amparados en estas premisas, quedan invitados todos los artistas a enviar sus propuestas para la sexta edición del Salón Pirelli de Jóvenes Artistas Digitales. 
 

Yucef Merhi